La caza del dólar en Venezuela
El billete verde es el bien más preciado en el país, pero sólo los elegidos, o los que puedan pagar su alto costo en el mercado negro, pueden tenerlo
ALFREDO MEZA Caracas 21 SEP 2013 - 02:09 CET
Mientras el desabastecimiento y el malestar entre los venezolanos por la recurrente falta de alimentos básicos se acrecienta, el Gobierno de Nicolás Maduro intenta aliviar las causas que originaron esta situación, derivadas del sistema de controles a la economía impuesto por su antecesor Hugo Chávez hace una década. Pero el Gobierno se enfrenta a un problema. No tiene dólares oficiales para satisfacer la demanda de productores y comerciantes.
Esta semana el alza del dólar en el mercado negro, con la que se reponen muchos de los bienes no esenciales que se consumen en el país, multiplica por siete el valor referencial de la tasa oficial, de 6,30 bolívares por dólar. Cada día que pasa el salario se deteriora, se acentúa la escasez —que entre enero y agosto exhibe un promedio de 19.9% según las cifras del Banco Central de Venezuela— y aumenta la inflación, la más alta de América Latina, que entre enero y agosto de 2013 trepó al 45% interanual, triplicando el registro del mismo período de 2012.
Se espera que en los próximos días se anuncie un nuevo mecanismo para aliviar la presión sobre la cotización de la moneda estadounidense en el mercado negro, que en el último mes subió un 20%. El Gobierno, sin embargo, esta vez tiene un menor margen para maniobrar. Venezuela, que prácticamente sólo exporta petróleo (representa el 96,23% de sus ingresos al término del segundo semestre del año), depende mucho del oxígeno de una mermada Petróleos de Venezuela (PdVsa) para abastecer ese mercado cambiario.
Cálculos de la firma Ecoanalítica indican que PdVsa solo dispone de 1,7 millones de barriles diarios de petróleo para generar caja. Si eso se compara con la cantidad disponible para vender en 2012 (2,15 millones) se constata una reducción de 400.000 barriles diarios de crudo que no podrá colocar. El Gobierno de Nicolás Maduro dejará de cobrar unos 14.600 millones de dólares. Además de lo que consume el mercado interno, PdVsa entrega 250.000 barriles diarios a China para honrar el pago de préstamos y otros 200.000 a los países que forman parte de PetroCaribe a cambio de alimentos, ropa, cemento y profesores de inglés. Otra empresa local, Econométrica, es aún más pesimista en sus proyecciones. Su director, Ángel García Banchs, estima que la estatal petrolera sólo tiene para vender 1,4 millones de barriles, de los cuales habría que deducir unos 200.000 que corresponden al intercambio de crudo venezolano por médicos y entrenadores deportivos cubanos firmados en 2000 por Hugo Chávez y Fidel Castro.
En uno u otro caso está claro que la razón del desabastecimiento son los compromisos asumidos por la política internacional del chavismo y la incapacidad de incrementar la producción petrolera al mismo ritmo que la demanda. Venezuela produce unos 2,9 millones de barriles diarios, pero cada día hay menos petrodólares que vender. Para compensar la falta de flujo de caja el Gobierno ha diseñado un plan. Maduro iniciará el sábado una gira de doce días a China en aras “de reforzar la multipolaridad o la política internacional de respeto y cooperación con los países que se oponen al intervencionismo de Estados Unidos”, según el presidente de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional, Yul Yabour, que el martes aprobó el permiso para que se ausentara. El propósito no es tan nebuloso como parece: Caracas espera que en ese viaje se amplíe la ayuda financiera que ya recibe de Pekín. En su cuenta de Twitter el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, ya anunció un nuevo préstamo de 5.000 millones de dólares a través del Fondo Chino-Venezolano.
Aunque ese dinero no podrá ser ofertado directamente al mercado cambiario en ciernes, sí alivia la presión del Gobierno. En años pasados el Sitme, el mecanismo alternativo diseñado para otorgar los dólares que no entregaba la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), liquidaba unos 40 millones de dólares diarios, pero el Gobierno decidió eliminarlo en febrero debido a que descubrió importaciones ficticias. El ministro de Planificación, Jorge Giordani, reveló entonces que se habían defraudado al Estado unos 5.000 millones de dólares. “El sector privado sólo exporta 3.000 millones de dólares, pero demanda 30.000. ¿Qué clase de burguesía es esa? Son parásitos”.
En realidad todo el mundo en Venezuela entiende que la única manera de proteger el patrimonio y generar rápida riqueza es hacerse de dólares subsidiados para luego revenderlos en el mercado negro. Un oscuro objeto de deseo no siempre disponible. Ese es un dolor de cabeza que el Gobierno no ha logrado aliviar con ninguna estrategia. Ningún negocio puede dar una rentabilidad mayor y el Estado tampoco logra el objetivo de lograr que se mantengan en el país las reservas internacionales. Valga un dato para ilustrarlo. El economista García Banchs dice que Venezuela sólo tiene 800 millones de dólares en sus reservas líquidas que equivalen según sus cálculos a cuatro días de importaciones. Cuando Carlos Andrés Pérez asumió la presidencia de Venezuela el 2 de febrero de 1989 tenía 300 millones de dólares en las arcas. Tres semanas después de aplicar un duro ajuste macroenonómico se produjo el estallido social conocido como el Caracazo.
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