Saturday, June 1, 2013

Frank Báez / Cinco poemas

Frank Báez


Frank Báez
CINCO POEMAS

AUTORRETRATO

Rodé al año y medio por las escaleras
hasta el segundo piso.
A los seis casi me ahogo en una piscina.
A los siete me arrastró la corriente de un río.
Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,
con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara
y otro en el estómago, rodillazos,
machetazos, fuetazos.
El perro del vecino me mordió un brazo.
Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.
Noqueado. Abofeteado. Calumniado.
Abucheado. Apedreado.
Perseguido por sargentos en motor. Por dos cobradores.
Por tres mormones en bicicleta.
Por muchachas de Herrera y del Trece.
Me han atracado treinta veces.
En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.
Alguien me dio una bola y me dijo I am gay.
Me robaron un televisor, un colchón,
seis pares de tenis, cuatro carteras,
un reloj, media biblioteca.
Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.
(Con lo que me han robado pudieran abrir
una compraventa en Los Prados).
Me fracturé el brazo derecho, el anular,
la cadera, el fémur y perdí cuatro dientes.
El hermano Abelardo me dio un cocotazo que todavía me duele.
En la fiesta de graduación me cayeron a trompadas y botellazos.
Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó
y escéptica dijo que era capaz de escribir
mejores poemas en media hora, y lo hizo.
Accidente con un burro en la carretera.
Intento de suicidio en Cabarete.
Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.
Satanizado en Europa del Este. Pateado por mexicanos en Chicago.
En Montecristi una mesera me amenazó de muerte
(ahora mismo, clava alfileres en un muñeco idéntico a mí).
Los vecinos sueñan conmigo baleado.
Los poetas con dedicarme elegías.
Otros con rociarme gasolina en la cabeza
y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas.
Otras con llevarme a la cama.
Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta
si yo no era el poeta que había leído poesía
aquella noche y le digo que sí y el policía
dice que son buenos poemas
y hace una reverencia o algo así.

Llegó el fin del mundo a mi barrio


Llegó el fin del mundo a mi barrio
sin que a nadie le importara.
Mis padres tenían puesto CNN
esperando el boletín especial.
Los liquor stores y los cyber cafés
siguieron abiertos hasta tarde.
Nadie comprendía las señales.
Hasta la mujer que vio la silueta
de la virgen de la Altagracia
en el cristal delantero de su jeepeta
fue al car wash a lavarla.
Moteles y bingos estaban abarrotados.
Las evangélicas que con sus panfletos
habían anunciado tanto el fin
se fueron a la cama temprano.
No cortaron las líneas de teléfono.
Ni se llevaron el agua y la luz.
Nadie vio las estrellas que caían del cielo.
Para cuando el arcángel Miguel sonó la trompeta
el partido de los Yankees
iba por el octavo inning.

Treinta y tres años y aun no soy calvo

Que otros se jacten de las páginas que han escrito,
yo me vanaglorio de que no soy calvo.
Pobres papás de mis compañeritos del colegio
que con treinta y tantos ya eran calvos.
De noche rezaba y le pedía a Dios
que no dejara que se me cayera el pelo
y Dios no me defraudó
porque no soy calvo.
No soy calvo.
Nunca seré calvo.
No puedo querer ser calvo.
Tengo una buena relación
con los barberos y compro
los productos más caros.
Mi barbero me llama
cada vez que el último corte de pelo ha expirado.
Mi barbero que tiene dos años
que no prueba drogas y que se ha enliado
con una peluquera casada.
Mi barbero es mi hermano.
Pero estaba hablando de mi pelo.
Me gusta tu pelo, dice en chino
la cajera del supermercado.
¡Asia entera sueña con un día tener mis rizos!
En Taipei trataron de llevarme secuestrado.
Treinta y tres años y no soy calvo.
¡Virgen de la Altagracia! Llamaré a mis panas
para emborracharnos en el colmado.
No, mejor sigo garabateando
poemas en mi cuarto.
Quizás no pueda seguir escribiendo poesía
cuando me vuelva calvo.
Así que aprovecho ahora,
me echo todo el pelo para atrás
y aporreo el teclado.

Variaciones acerca de un poema de amor

1
he tratado de escribir un poema de amor
pero los poemas nunca dicen lo que uno quiere decir
o puede que digan exactamente lo que uno quiere decir
y lo que no sabemos es qué es lo que tratamos de decir
2
si digo tú me refiero a ti
pero cuando escribo tú
ya no me sigo refiriendo a ti
sino más bien a un tú platónico
que tiene que ver más conmigo
que contigo
3
cuando Quevedo no lograba escribir
un poema de amor se exasperaba
y se subía en los campanarios de las iglesias
y le arrojaba piedras a los que iban a misa
4
he escrito poemas de amor durante toda mi vida
y he fracasado
sobre todo he escrito cientos de poemas de amor
cuando no tenía a quién escribirle poemas de amor
5
las recepcionistas y las masajistas
se saben de memoria mis poemas
las viejas con quienes juego bingo
lloran con los lentes puestos
recordando mis poemas
6
los poetas seducían muchachas
y las inmortalizaban en sus versos
sin embargo cuantas Claudias hemos olvidado
cuantas Julietas cuantas Margaritas
cuantas Crisilandias
7
las muchachas ya no creen en los poemas
y si se acuestan con poetas es porque se han quedado jamonas
o porque los psicoanalistas están caros
y se acuestan con todos los poetas excepto conmigo
esta noche todos los poetas han ligado
y tienen entre sus brazos muchachas desnudas
mientras yo escribo solo en medio
de este cuarto
8
todos los poemas de amor son irreales
los poemas de amor que el poeta escribe intencionalmente irreales
son los más reales de todos
9
Lucian Blaga escribió que las palabras
son las lágrimas de los que quisieron llorar
y no pudieron
y esto es todo lo que tengo que decir

Mejor que el sexo

Lo mejor es cuando
le pones seguro a la puerta
y sólo están tú y el poema
y no tienes más remedio que preguntarte
si eres tan bueno como te dijeron el otro día
o tan malo como dicen siempre.
O cuando uno escribe un poema
tan intenso que acabas viniéndote
con los pantalones puestos.
O cuando sientes que estás escribiendo uno
que van a leer tus tataranietos
y piensas que ellos van a sentir
lo que una vez sentiste
y creo que es Joyce quien dice
que se siente como si el otro al leer
estuviera inventando las palabras
del poema nuevamente.
Así como el guitarrista del metro
de Chicago que tocó una hermosa melodía
y luego golpeó su guitarra
contra el piso hasta hacerla añicos,
he roto papeles y poemas
para mi propio deleite.
Y escribir es como caminar.
Cada palabra que escribo
es un paso que voy dando.
¿Hasta donde he llegado?
¿He encontrado mi hogar?

Cuatro poemas de Frank Báez
FRANK BÁEZ


Poeta y escritor dominicano (Santo Domingo, 1978). Ha publicado los libros Jarrón y Otros Poemas (Editorial Betania, Madrid, 2004), Págales tú a los psicoanalistas(Editorial Ferilibro, Santo Domingo, 2007), con el que obtuvo el Premio Internacional de Cuento Joven de la Feria Internacional del libro; Postales (Editorial Casa de poesía, San José, 2008; Editorial Textos de Cartón, Córdoba, 2009, Editorial Cara de Cuis, Córdoba, 2010, 2011; Editorial Ediciones De a Poco, Santo Domingo, 2011; Ediciones Liliputienses, Madrid, 2012) , que obtuvo e Premio Nacional de poesía de la República Dominicana; y En Rosario no se baila cumbia (Editorial Folía, Buenos Aires, 2011). 

Sus textos han aparecido en diversas antologías; entre estas se encuentran: Cuerpo Plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (editorial Pre – textos, 2010); y Antología de crónica latinoamericana actual, Darío Jaramillo Agudelo, ed (editorial Alfaguara, 2012) Es coeditor de la revista de poesía Ping Pong:
www.revistapingpong.org Junto a Homero Pumarol fundó y conforma el colectivo de spoken word El Hombrecito que en el 2009 editó un disco titulado Llegó el hombrecito. Lleva un blog en la siguiente dirección: www.frankinvita.blogspot.com


www.frankinvita.blogspot.com
http://4gatos.co/item.php?id=32



Más datos sobre el autor en
BIOGRAFÍA DE FRANK BÁEZ




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